PAP 56: Leer los paisajes al aire libre, aprender a leer juntos nuestro entorno vital

Myriam Bouhaddane-Raynaud, marzo 2022

Le Collectif Paysages de l’Après-Pétrole (PAP)

Preocupados por asegurar la transición energética y, en general, la transición de nuestras sociedades hacia el desarrollo sostenible, 60 profesionales de la planificación se han unido en una asociación para promover el papel central que los enfoques paisajísticos pueden desempeñar en las políticas de planificación territorial. En este artículo, Myriam Bouhaddane-Raynaud, arquitecta paisajista del CAUE du Gard, nos enseña a leer el paisaje al aire libre.

Para descargar: article-56-collectif-pap_mb-1.pdf (11 MiB)

En general, los habitantes de un territorio quieren y conocen el lugar donde viven. Es el espacio cotidiano en el que se orientan y acostumbran y que es la fuente de su sentimiento de pertenencia. Este entorno de la vida cotidiana se recorre y se habita. No siempre se percibe como un paisaje, es decir, un conjunto real y muy personal cuyos componentes, valores y motivos de cambio no siempre están claros para todos. La noción de bien común a menudo se nos escapa y el deseo de tomar partido no siempre es compartido.

En un momento de transición ecológica, que exige una capacidad de análisis y de comprensión de las realidades de nuestro entorno y del funcionamiento de nuestra sociedad, es importante que los habitantes logren interesarse más por este entorno vivido, por este espacio común en el que se desarrolla su vida y cuya sostenibilidad depende ahora del cambio que todos sepamos hacer de nuestros hábitos de vida. Los representantes elegidos y los funcionarios locales también conocen su territorio sin saber cómo medir los problemas del paisaje. Esta noción, más abstracta y menos reglamentaria que las distintas competencias que tienen a su cargo, rara vez parece ser prioritaria. En las respuestas al cuestionario de formación y sensibilización de los cargos electos locales sobre el paisaje, realizado en junio-julio de 2021 por el CGEDD entre alcaldes y presidentes de intermunicipios, aparece que « el paisaje está muy poco asociado al proyecto de territorio. …/… Sin embargo, más de cuatro quintos de los representantes electos que respondieron sienten la necesidad de reforzar sus competencias o conocimientos sobre el paisaje. Y « son las visitas de campo comentadas, en casa o cerca de casa, las que se prefieren como tipo de formación/sensibilización ».

El paisaje es un recurso del territorio, una herramienta de conocimiento y también de diálogo que permite abordar la realidad territorial de forma concreta, identificar sus componentes, sus líneas de fuerza y sus potencialidades. Por lo tanto, la lectura del paisaje, practicada desde hace mucho tiempo por los profesionales, es evidentemente una manera eficaz y fácil de acercarse a estas realidades y de abrir la mirada de los diferentes actores. Como primer paso en un proceso de concienciación del paisaje, esta herramienta contribuye a la concienciación deseada y facilita la inteligencia colectiva. El ejercicio se realiza al aire libre. Por lo general, la dirige un paisajista que propone al grupo reunido ese día en un lugar determinado observarlo conjuntamente para identificar sus características y componentes, escucharlo y estar atentos a lo que emana de él y a lo que nos hace sentir. El reto es expresarse, comprender lo que sienten los demás participantes y lograr compartir un conjunto de elementos de comprensión. La lectura del paisaje revela, explica, cuestiona y hace pensar. Menos abstracto que las conferencias o los talleres, es más rico en descubrimientos y sorpresas que una presentación académica.

Esta experiencia puede adoptar diversas formas en función del tiempo disponible, los temas a tratar y la sensibilidad del facilitador. Puede tener lugar en un lugar determinado o a lo largo de una ruta realizada a pie, en bicicleta, en autobús o en tren en un entorno urbano o rural. La visita puede utilizar documentos históricos y contemporáneos, mapas, fotos o planos, e ilustrarse con relatos, dibujos o cuestionarios. A continuación presentamos el método utilizado por el CAUE du Gard para implicar a los habitantes y a los cargos electos de las zonas rurales en esta apropiación y puesta en común de una cultura del paisaje. Se dirige a grupos de 20 a 50 personas durante unas dos horas, y concluye con un picnic durante el cual continúan los intercambios. Los participantes son conducidos a un lugar desde el que se puede observar la silueta de un pueblo, o a un punto elevado donde se despliega un vasto panorama. El animador guía la discusión haciendo preguntas al grupo presente para desarrollar las respuestas y dirigir el debate. El método es fácil de usar y supone los mismos pasos, sea cual sea el sitio.

Definición del paisaje y presentación del método

Tanto si se trata de reflexionar sobre la evolución del urbanismo a escala de un pueblo como de un territorio más amplio, se pide a los presentes que definan primero el paisaje. Sus respuestas, a menudo elementales y lacónicas, les muestran estupefactos: « Es lo que vemos », « Es todo lo que nos rodea », « Es algo que miramos », « Es la naturaleza », « Es el campo »… Está claro que el término no es de uso común ni está ampliamente compartido.

A continuación se presentan los diferentes componentes de este término. El paisaje es, en primer lugar, la base geográfica: el relieve, la geología, los suelos, la hidrografía, el clima. Este conjunto constituye una base sobre la que se ha desarrollado una vegetación adaptada (arboledas, bosques, agricultura especial) y a partir de la cual se construye el asentamiento ancestral de pueblos, aldeas y caseríos aislados, mientras que la urbanización reciente se ha emancipado a menudo. El paisaje es, por tanto, la parte aparente de la naturaleza y lo que el hombre ha hecho con ella: una sociedad se ha instalado aquí para vivir, ha cultivado la tierra, ha criado ganado, ha construido granjas, pueblos, ha trazado carreteras… Las superficies, los volúmenes, las formas, los colores, las texturas, los materiales, las luces y los detalles de todos estos elementos son componentes del paisaje. De su diversidad emanan atmósferas y armonías que definen el alma de un lugar.

El grupo de visitantes tiene ante sus ojos un libro abierto que muestra una multitud de elementos presentes y pasados. El paisaje es un espejo de la sociedad. Es al mismo tiempo un país real, un espacio real y un territorio real, y también una mirada, un espectáculo sentido, una imagen apreciada o no por cada uno según su sensibilidad. La realidad concreta del entorno que nos rodea es percibida por la vista, el oído, el olfato y el tacto, enriquecida por el vínculo con los recuerdos y las emociones. Como dice Régis Ambroise, experto del Consejo de Europa, en el informe « Paisaje y responsabilidad » (11ª conferencia del Consejo de Europa sobre el Convenio Europeo del Paisaje, 26 y 27 de mayo de 2021): « Como lugar de vida para las personas y lugar de descubrimiento para los visitantes, el paisaje es cosa de todos ». Una noción que une a las personas, para el bienestar de todos. Leer un paisaje es tomarse el tiempo necesario para comprender las sutiles interacciones entre la naturaleza y la cultura que se han ido tejiendo a lo largo del tiempo, interacciones que adquieren su significado a partir de nuestra mirada. Leer un paisaje es aprender a captar los mensajes que nos envía. Combinando la inmediatez sensible y subjetiva con la elaboración razonada, vinculando lo individual a lo colectivo y lo imaginario a lo real, la lectura de un paisaje implica, por tanto, diferentes niveles. El enfoque sensorial es espontáneo, inmediato y no requiere ningún conocimiento particular. El enfoque estético no es para todos. Al requerir una disposición específica, se adopta fácilmente una vez que se ha captado la posibilidad de recurrir a ella y unas cuantas claves de entrada. El enfoque cognitivo, por último, se basa en los conocimientos, algunos de los cuales fueron adquiridos en la universidad. Otras, más especializadas, son competencia de los profesionales del paisaje y la planificación. Cuando observamos un paisaje, estos diferentes enfoques interfieren entre sí. Nacen simultáneamente y un vaivén más o menos consciente nos hace pasar espontáneamente de un registro a otro. Durante el ejercicio, se nos lleva a distinguir estas modalidades de nuestra aprehensión para analizar el complejo proceso de nuestra percepción del paisaje.

La lectura sensible, la que llama a las emociones

Se invita a los participantes a expresar lo que sienten ante el panorama que se les propone: sin olvidar los olores y los sonidos, lo que pasa por su mente, lo que les gusta o no, sus emociones, lo que quieren decir. Las respuestas más comunes siguen siendo: « Es bonito », « Me gusta… » o « No me gusta…", « Me recuerda a…", « Es mi casa », « Es tranquilo ». Esta primera lectura sensible es descriptiva e individual. Emana de la subjetividad del observador, debido al impacto que la visión del lugar induce en su memoria, así como a través de las asociaciones de ideas nacidas de la atmósfera del lugar. El paisaje encuentra eco en los valores individuales de apropiación y en las huellas de la memoria. Cargada de una dimensión estética y emocional ligada a la historia y a la sensibilidad de cada uno, pertenece a la mirada y al alma de quien la contempla. Cada individuo ha sido moldeado por paisajes íntimos y familiares de la infancia. A menudo se trata de los llamados paisajes ordinarios, pero están habitados y magnificados por la dimensión emocional y cultural. La lectura sensible del espacio es fuertemente emocional, afectiva, sentimental, incluso imaginaria. Se trata de una interacción entre la realidad y los sentidos, entre lo visible y lo invisible, lo figurado y lo imaginado, un diálogo tan antiguo como la conciencia. « La armonía invisible es más que la armonía manifiesta » decía Heráclito a finales del siglo VI a.C. Esta lectura también es fugaz, a veces esquiva y difícil de transmitir. Todos los medios son buenos para conseguirlo, palabras, dibujos, fotos, prosa, poesía, pintura, música, cine… Cada uno encontrará su propio camino. Esta lectura sensible y el intercambio de emociones que suscita crean una atmósfera especial en el grupo. Se rompieron las barreras de la convención. Todos pudieron confiar en los demás y perder sus máscaras. Ha nacido la comunicación. Se compartieron las proyecciones mentales. El grupo está formado por seres sensibles que tienen una historia. Aprovechar esta dimensión de la subjetividad que pertenece a cada persona crea un clima de respeto y comprensión que debe construirse.

La lectura estética capta la plasticidad del paisaje

Un paisaje puede entenderse como un conjunto de formas, colores, volúmenes, texturas y luces. La estética del paisaje sabe describir la relación entre la forma y la emoción, entre las disposiciones espaciales tal como las vemos y su repercusión en la sensibilidad. Se pide al grupo que analice el paisaje que tiene delante. Grande o pequeña, su escala induce varios modos de aprehensión, un sentimiento de calma, de asombro, de libertad o de humildad, de melancolía, de aburrimiento o de soledad frente a grandes paisajes abiertos. Por el contrario, los paisajes cerrados, en los que la mirada se detiene rápidamente, suscitan sentimientos de intimidad, confort, protección, o bien de malestar, miedo u opresión. La belleza percibida de un paisaje suele estar vinculada a la articulación de los elementos de su composición, que pueden ser armoniosos o no. Dependiendo de su debilidad o importancia, el número de elementos que lo componen llamará la atención o no, y dará más o menos carácter y fuerza al paisaje. La distribución de los elementos y su proporción pueden ser equilibrados, confusos, caóticos o incluso perturbadores. Algunos hitos atraen nuestra atención, nos conducen y nos guían. Por el contrario, los puntos negros son elementos que molestan y crean una molestia visual. Las líneas son omnipresentes, estructuran el espacio con fuerza, le dan profundidad y también despiertan emociones de calma, equilibrio y serenidad para las horizontales; de nobleza, orgullo, poder pero también humildad para las verticales; de tensión, dinamismo y búsqueda para las diagonales; y finalmente de suavidad, amabilidad o sueño para las curvas. Los planos se sitúan a diferentes distancias y materializan la profundidad del paisaje. Las formas pueden ser simples, regulares, atractivas o no. Los volúmenes pueden cerrar, equilibrar, acompañar, apoyar, puntuar, y se evalúan fácilmente según su relación con las superficies. Los colores tienen un impacto emocional ligado a la cultura. En Europa, el verde simboliza la calma, la naturaleza y la esperanza, el azul la infinidad del cielo y el mar, y también la paz. El blanco es refinado, los rojos y amarillos tónicos, los rosas tiernos. Los paisajes tienen una textura cuyo grano evoca la materia, ya sea vegetal, mineral o acuática. Sus contrastes son el resultado de oposiciones dinámicas entre colores, formas o materiales, mientras que las armonías resultan de su convergencia. Este ejercicio de lectura confirma que el paisaje está construido por códigos culturales y remite a valores colectivos. Dentro del grupo, los juicios estéticos suelen ser concordantes. Si la apreciación de lo bello y de lo feo emana de una apreciación eminentemente personal, también es el resultado de un consenso social y cultural que se pone de manifiesto en la evaluación de los paisajes.

Lectura cognitiva para acercarse a la comprensión del lugar

Un lugar determinado se define por su geografía, su historia, su cultura, su economía, su situación actual y sus tendencias de desarrollo. Se pide a los participantes que expongan lo que saben de su territorio, a partir de lo cual pueden profundizar en los aspectos fundamentales que permiten comprender el paisaje. El relieve estructura el espacio, define altitudes, superficies planas o inclinadas, expuestas de forma diferente al sol y al viento. La hidrografía describe el régimen hídrico que riega el paisaje, creando zonas de inundación y definiendo zonas de vida. La geología da las claves de la estructura de la base de la tierra. El clima distribuye su sol y sus precipitaciones. La edafología distingue entre suelos ricos, pobres, calcáreos, ácidos, arcillosos, limosos o arenosos. Determina los tipos de bosque y de agricultura, así como las zonas aptas para la implantación de ciudades y pueblos con su arquitectura tradicional, resultante de una lógica de adaptación (presencia de agua, preservación de buenas tierras, protección contra el viento y las inundaciones) y económica (lógica defensiva, agrícola, industrial, portuaria, comercial, etc.). El desarrollo urbano reciente, los emplazamientos industriales y las redes de infraestructuras han sido establecidos por decisiones públicas que se han ido emancipando de estas lógicas de emplazamiento gracias a los medios técnicos vinculados a la energía del petróleo. Todos estos componentes se organizan en unidades de paisaje, es decir, porciones del territorio cuyas características y dinámicas propias constituyen otros tantos subconjuntos dentro del territorio.

A continuación, se pide al público que imagine el paisaje dentro de cincuenta años. Debido al calentamiento global, ¿cuál será el futuro de la agricultura? ¿Cómo continuará el desarrollo urbano? ¿Qué pasará con el bosque? ¿Qué transición energética?

Este tercer nivel de lectura es la parte más importante del ejercicio. Permite a los participantes apreciar el hecho de que el estado actual de un territorio es el resultado de un equilibrio entre múltiples componentes, un equilibrio esencialmente evolutivo y vinculado a la prioridad que se da a determinados valores o factores sobre los que el hombre no tiene control. Los participantes tomaron entonces conciencia de que el paisaje está « fabricado » por una complejidad de acciones privadas y públicas y que cada uno, en su ámbito, contribuye o no a su calidad e identidad.

La síntesis cualitativa

A modo de conclusión, se propone una síntesis para resumir, a partir de los intercambios anteriores, la calidad del panorama contemplado. Se evocan los principales afectos que se sienten: evasión, apaciguamiento, calma, paz, pero también amenazas, peligro. Los criterios estéticos recordados: armonías, equilibrio, homogeneidad, conflictos, puntos negros, banalización. La coherencia del lugar se describe a partir del significado y la lógica de las acciones humanas (agrícolas, urbanas, industriales…). Se evoca la singularidad del lugar: su originalidad, su singularidad debida a la combinación de esta geomorfología y las acciones humanas desarrolladas localmente. De ahí surge su identidad, su esencia, hecha de los elementos intrínsecos de su cultura, lo que garantiza su autenticidad. La inteligencia de este lugar se debe a la adaptación del hombre al territorio, total o parcial, antigua o reciente. El espíritu del lugar, su alma, su atmósfera son el resultado de esto. Aparecen entonces sus retos: un patrimonio frágil que preservar, amenazas que combatir, una transición ecológica y energética, potencialmente propicia para la amenidad, que inventar.

Las reacciones de los participantes

Este ejercicio, propuesto a menudo por el CAUE, es generalmente apreciado, lo que favorece la continuación de este tipo de formación/sensibilización. Las palabras de los habitantes evocan una diversidad de reacciones positivas. « El trabajo sobre los sentimientos es muy interesante, es bonito empezar por ahí ». « Me ha gustado hablar de los colores, las líneas, en relación con las vistas observadas y la atmósfera que se desprende. « Curiosamente, creo que el lugar se prestó a ello porque al final nos permitió hablar de muchas cosas. « Un análisis del paisaje así es una gran idea. Me ha gustado mucho su desarrollo detallado ». « Ver lo que impacta en un paisaje y ser consciente de ello de cara al futuro me interesa sobre todo como funcionario electo. « Partimos de la nada y en dos horas tenemos mucha información sobre nuestra comunidad. « Nunca había oído hablar de la inteligencia territorial. « No hay mucho que cambiar, salvo que me gustaría desarrollar los datos específicos del pueblo explicando un poco más su evolución y su estado actual. « A veces teníamos lecturas y enfoques diferentes y esto es muy interesante en la interactividad ». « Es una buena experiencia que estoy dispuesto a repetir y a aconsejar ». « Hace que te preguntes sobre lo que constituye nuestro entorno ». « Transforma la forma de ver las cosas, nos permite comprender y nos da ganas de transmitirlo ». « Comprenderlo te permite apreciarlo ». « Nunca más volveré a mirar el paisaje como lo hacía antes ». « Fue un momento muy bueno ».

Generalidades del método, interés del ejercicio

Las lecturas del paisaje que implican a una diversidad de participantes en un sitio determinado se practican en diferentes contextos y por muchos profesionales. Estas visitas en grupo permiten observar, sentir y tratar de entender un lugar, un ejercicio al que la mayoría de la gente no está acostumbrada. Al ponerle palabras a su paisaje, se vuelven más atentos a él y se apropian de él de una manera diferente. Al compartir la misma realidad, sienten mejor los valores que les unen. La toma de conciencia de que el paisaje es un bien común compartido por todos refuerza el sentimiento de pertenencia y sensibiliza sobre los derechos y deberes de todos. Escuchar que las transformaciones del paisaje no son una fatalidad incomprensible, sino el resultado de intenciones y elecciones identificables, ilumina las mentes y fomenta la responsabilidad cívica para comprometerse con un futuro más bello, más atractivo y más respetuoso para nuestro planeta. Este viaje permite evocar la dimensión de la historia, del medio ambiente terrestre y del interés general, un momento de distancia que ofrece una visión global de nuestra sociedad y permite desarrollar un espíritu crítico. Al mirar y entender su territorio de una manera diferente, los habitantes están mejor equipados para movilizarse, participar en proyectos y argumentar sus opiniones. Así, este ejercicio responde plenamente a los objetivos establecidos en el informe « Paisaje y responsabilidad » mencionado anteriormente, como « desarrollar una conciencia precisa de las singularidades naturales y humanas de los territorios », « implicar a las poblaciones » o « atreverse a hablar de la belleza ».

Esta herramienta de sensibilización es interesante y eficaz tanto para los cargos electos como para la población, las asociaciones locales y los profesionales. Además de su contribución en términos de cultura ciudadana general en una sociedad en transición, la lectura del paisaje es una herramienta interesante para iniciar una reflexión sobre la planificación. A menudo se utiliza antes de los procesos PLU, PLUI y SCOT, de las operaciones de restauración de la red verde y azul a nivel comunal o intercomunal, en el marco de la integración y aceptación de proyectos de energías renovables, o incluso de la recalificación de terrenos industriales o comerciales baldíos, la densificación de un tejido suburbano, etc. Esta herramienta, ampliamente utilizada por las organizaciones que tienen como misión la sensibilización de los habitantes (CAUE, PNR, agencias de urbanismo, etc.) y, de forma más general, la formación de los ciudadanos para un mundo resiliente, se desarrollará en función de los retos de la transición ecológica, medioambiental y democrática que nuestras sociedades están asumiendo.

Referencias

Para ir más allá

Bibliografía

  • Sensibilisation et formation des élus locaux dans le domaine du paysage. Mission n°013812-01. Note d’étape. Enseignements à tirer des réponses au questionnaire. Octobre 2021. CGEDD.

  • Rapport “Paysage et responsabilité” et projet de recommandation. Document du Secrétariat Général du Conseil de l’Europe, Direction de la participation démocratique. Conseil de l’Europe, Convention Européenne du Paysage. 11e conférence du conseil de l’Europe sur la Convention Européenne du Paysage. 26 et 27 mai 2021.

  • Plaquette “Les paysages d’Occitanie, une ressource pour la transition écologique”. Collection Paysages d’Occitanie / Février 2021. DREAL Occitanie. Les CAUE d’Occitanie.