Productos de origen biológico: un mercado en plena transformación
marzo 2025
Agence pour l’Environnement et la Maîtrise de l’Energie (ADEME)
En febrero de 2025, la ADEME publicó un estudio de mercado sobre los productos de origen biológico, que ofrece una perspectiva inédita sobre un sector en fuerte crecimiento. Entre innovaciones tecnológicas, transición ecológica y soberanía industrial, estos materiales del futuro se están imponiendo progresivamente como alternativas creíbles a los productos derivados del petróleo. Pero, ¿cuáles son sus verdaderas ventajas? ¿Cuáles son los sectores punteros? ¿Y cómo acelerar su adopción?
Materiales derivados de seres vivos para sustituir a los fósiles
Los productos de origen biológico se fabrican a partir de biomasa, es decir, de materias orgánicas renovables. Provienen en su gran mayoría de origen vegetal, pero también pueden ser de origen animal (lana, cuero) o de recursos menos conocidos como los hongos o los microorganismos, utilizados en la química de fermentación, por ejemplo. Estos materiales permiten sustituir los recursos fósiles en numerosos sectores industriales.
«Desde aproximadamente 2018-2019, el crecimiento de los productos de origen biológico supera al de los productos derivados del petróleo y algunos mercados, como el de los cosméticos, ya están ampliamente dominados por estas alternativas sostenibles», explica Florian Rollin, ingeniero de productos de origen biológico de la ADEME y referente del estudio, realizado por el grupo CERESCO, B4C y FRD-CoDEM. En total, los productos de origen biológico representan una cuota de mercado global del 4,4 % en volumen y del 10,8 % en volumen de negocios. En un mercado aún dominado por los materiales fósiles, este rápido avance refleja un interés real, con algunos sectores en los que los productos de origen biológico se han convertido en imprescindibles.
Una doble ventaja: ecológica y económica
Una de las principales ventajas de los productos de origen biológico es su capacidad para descarbonizar la economía. «Al sustituir los recursos fósiles por biomasa producida en Francia, reducen nuestra dependencia de las importaciones y disminuyen la huella de carbono de los productos», explica Florian Rollin. Además, favorecen la economía local y la soberanía industrial al valorizar los recursos disponibles en el territorio. Francia está cubierta en un 90 % por bosques y tierras agrícolas, lo que le permite explotar numerosos recursos muy variados, como el lino y el cáñamo, de los que es uno de los principales productores europeos. En el sector textil, estas dos plantas constituyen una alternativa más ecológica al algodón y a las fibras sintéticas. Sus fibras naturales son apreciadas por su resistencia, ligereza y propiedades termorreguladoras. También se utilizan en la construcción ecológica y en materiales compuestos, especialmente para reforzar determinadas piezas en la industria automovilística o aeronáutica, o en el aislamiento de edificios (en forma de paneles semirrígidos o hormigón aligerado).

Presencia en sectores clave
Los productos de origen biológico se encuentran en varias categorías principales:
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Los materiales de construcción, entre los que destaca la madera, el primer material de origen biológico utilizado desde la estructura hasta los acabados de los edificios. La ADEME apoya la mejora y la competitividad de las empresas del sector, así como la adaptación de sus herramientas de producción a los recursos locales. También se ven afectados otros sectores, como el de la paja y el cáñamo, a través de sus asociaciones representativas, la Red Francesa de Construcción con Paja (RFCP) y Construire en Chanvre.
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Los cosméticos y productos de higiene, donde los ingredientes naturales ya dominan el mercado. En concreto, esto significa que, en estos mercados, un industrial tendrá dificultades para comercializar un nuevo producto si este no incorpora una parte significativa de materias primas de origen biológico.
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Las pinturas, los detergentes y las tintas, donde la oferta de origen biológico, aunque todavía minoritaria, está progresando rápidamente. Muchas pinturas incorporan ahora componentes de origen biológico, como las pinturas reflectantes para tejados Coolroof, por ejemplo, o las resinas fabricadas por Ecoat, dos empresas que también cuentan con el apoyo de la ADEME.
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Los textiles del futuro, con alternativas al algodón y a las fibras sintéticas, un sector en el que también se está investigando mucho, con numerosos proyectos en curso.
Cosméticos y construcción: los campeones de los productos de origen biológico
Algunos mercados ya han adoptado ampliamente los productos de origen biológico. «Es el caso de los productos cosméticos y de higiene, donde las fórmulas naturales se han convertido en un argumento de venta imprescindible», destaca Florian Rollin. Este sector representa alrededor del 30 % del volumen de productos de origen biológico (excluida la madera) utilizados en Francia. Otro ejemplo son los tensioactivos (presentes en detergentes y productos de higiene), que hoy en día son en su mayoría de origen biológico. El sector de la construcción, gran consumidor de materiales, también sigue esta tendencia, con un 27 % del volumen de productos de origen biológico utilizados. El estudio de mercado se centra en los usos distintos de la madera, pero esta sigue siendo el primer material de origen biológico utilizado, especialmente en la construcción. Un ejemplo, entre muchos otros, es el de la empresa bretona Rahuel Bois, que aprovecha el castaño local para fabricar revestimientos y vallas ecológicos. Al apostar por materiales sostenibles y la producción local, la empresa ha sabido diferenciarse de sus competidores.
A nivel internacional: ¿cuáles son las estrategias ganadoras?
En Estados Unidos y Japón, dos importantes políticas de incentivos han permitido acelerar la adopción de productos de origen biológico. Estos programas se basan en la contratación pública para crear una demanda estable y animar a las empresas a invertir en estas alternativas sostenibles. Así, Estados Unidos puso en marcha hace varios años el programa BioPreferred, cuyo objetivo es fomentar la compra de productos de origen biológico por parte de las administraciones federales. Este programa, dirigido por el Departamento de Agricultura (USDA), se basa en dos ejes principales:
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Una etiqueta oficial: los productos de origen biológico que cumplen criterios estrictos pueden obtener la etiqueta BioPreferred, que garantiza su origen vegetal o renovable y su conformidad con las normas de rendimiento.
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Una obligación de compra pública: las agencias federales están obligadas a dar prioridad a estos productos en sus compras, siempre que exista una alternativa de origen biológico en el mercado. Esto afecta a una amplia gama de productos, desde lubricantes hasta materiales de construcción, pasando por productos de limpieza y pinturas.
Japón ha adoptado un enfoque similar con la Ley de Compras Ecológicas, que obliga a las administraciones públicas a dar prioridad a la compra de productos respetuosos con el medio ambiente, incluidos los de origen biológico. Se basa en dos ejes principales:
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Un marco legislativo estricto: la ley establece criterios precisos para los productos que pueden ser adquiridos por el Estado, incluyendo materiales renovables y procesos de fabricación con bajo impacto de carbono.
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Sensibilización de las empresas y los consumidores: el Gobierno japonés está llevando a cabo acciones de comunicación para promover la compra de productos ecológicos y de origen biológico, animando así a las empresas a posicionarse en estos mercados.
Retos y palancas para acelerar la transición
«El principal obstáculo para el desarrollo de productos biobasados sigue siendo el coste de producción», señala Florian Rollin. «Las industrias tradicionales han amortizado sus infraestructuras y sus costes de I+D, mientras que los nuevos actores del sector biobasado aún deben ampliar su escala para ser competitivos. El apoyo público es esencial para superar esta etapa». Otro reto es la aceptación social. Es el caso de algunas innovaciones, como los materiales de construcción de paja o las piezas de vehículos de origen biológico. Aunque ofrecen las mismas garantías de seguridad y rendimiento que sus alternativas fósiles, los consumidores suelen tener ideas preconcebidas.
Un mercado en plena revolución
El estudio de la ADEME confirma que los productos de origen biológico ya no son un nicho, sino una tendencia fundamental. Su rápido crecimiento, respaldado por la innovación y las políticas públicas, los convierte en una de las respuestas concretas a los retos medioambientales y económicos actuales. Ahora queda acelerar su implantación para transformar de forma sostenible nuestros modos de producción y consumo.