Aprender la ciudad de otra manera

boletín n.º 117B

Marie LE GAC, Sarah MARNIESSE, octubre 2024

Villes en développement (ADP)

Para 2045, se prevé que la población mundial que vive en ciudades alcance los 6000 millones de habitantes. En concreto, esto significa que más de la mitad de la población es urbana. Sin embargo, este umbral histórico, superado desde 2008, no es más que una etapa en la transición urbana: mientras que las ciudades crecen en tamaño y número, la proporción de la población urbana está aumentando en todas las regiones del mundo. En África, esta población urbana, que no superaba los 33 millones de habitantes en 1950, debería alcanzar los 1200 millones en 2050, lo que supone un aumento de aproximadamente 40 veces. Este fenómeno de urbanización, sin precedentes en la historia por su magnitud y rapidez, supone un reto considerable para los actores de las ciudades del Sur. Las repercusiones son múltiples y afectan a los territorios, los habitantes y los ecosistemas. Las desigualdades territoriales inter e intraurbanas son sintomáticas de las ciudades africanas a principios del siglo XXI, y estas disparidades no dejan de aumentar. En África, más que en cualquier otro lugar, los actores se enfrentan a la urgencia de repensar las ciudades con el fin de garantizar un desarrollo urbano sostenible, cuya prioridad sea la lucha contra la pobreza y la inclusión de todos, en beneficio de ciudades dinámicas, democráticas, seguras y atractivas, respetuosas con el medio ambiente y en equilibrio con los recursos naturales, humanos y financieros. Pero, ¿cómo acompañar a estos actores? ¿Qué formación se puede imaginar para tomar altura, salir de una realidad de «problemas» inextricables y recuperar las ganas y la energía creativa para proyectarse en un mundo urbano diferente?

1/ Formar para acompañar la transformación de los territorios

A. Principios generales: crear las condiciones para imaginar nuevas soluciones para y por los actores de las ciudades africanas

Las ciudades ocupan hoy un lugar central en las agendas internacionales de desarrollo sostenible: la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Addis Abeba (2015), supuso un verdadero reconocimiento del papel de las autoridades locales en la financiación del desarrollo. La Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada en Nueva York (2015), dedicó un Objetivo de Desarrollo Sostenible específico a los retos de las ciudades (ODS 11). La Conferencia de París sobre el clima demostró la importancia del nivel local en la agenda de soluciones para ciudades con bajas emisiones de carbono y resilientes al cambio climático. La conferencia internacional sobre desarrollo urbano sostenible celebrada en Quito, Hábitat III (2016), permitió la adopción de la Nueva Agenda Urbana Global, que consagra una visión común de ciudades y asentamientos humanos equitativos, seguros, saludables, accesibles, asequibles, resilientes y sostenibles.

Para contribuir a la transformación de la acción pública en los territorios y salir de los atolladeros que se perfilan, es necesario hoy en día acompañar a los actores en la adquisición de las competencias que les permitirán comprender esta contribución de las ciudades a las agendas internacionales e imaginar soluciones y vías nuevas.

Si bien el aprendizaje de conocimientos y competencias técnicas es indispensable para gestionar el corto plazo y el rendimiento, se necesitan otras competencias para imaginar la ciudad del mañana y transformarla. Porque no somos «espontáneamente» agentes del cambio. La formación debe integrar tanto objetivos pedagógicos «clásicos» (adquisición de conocimientos y competencias técnicas) como objetivos «transformadores», que podemos resumir así: toma de conciencia de los retos y de la necesidad de actuar, estimulación del impulso vital y de la motivación, aparición de nuevos conocimientos, gracias al grupo, para permitir la movilización de los actores y acelerar el cambio hacia los ODS.

Una experiencia transformadora es un proceso pedagógico individual y colectivo que pasa por etapas de toma de conciencia, introspección, inspiración, emergencia, puesta en práctica y consolidación, lo que permite desarrollar nuevas formas de pensar, pero también inventar soluciones y proyectos pensados para y por los actores de la transición. Este proceso permite una profunda transformación de la forma de ver, pensar y actuar, indispensable para la búsqueda y el despliegue de nuevas formas de concebir las ciudades, en particular en el continente africano.

B. En el corazón de la pedagogía transformadora: comprender la complejidad de los territorios para darles sentido

Una de las primeras lecciones de la revolución científica del siglo pasado es la puesta de manifiesto de las fallas del pensamiento «moderno» ante la comprensión de una realidad cada vez más compleja. Nuestro cerebro distorsiona la representación que hacemos de la realidad y no nos permite interpretar de manera unívoca un mundo ambiguo e incierto. La complejidad está en el centro de los desafíos.

La ciudad: un sistema complejo

En su obra «¿Dónde aterrizar?» (2017) y a través de sus múltiples trabajos, Bruno Latour nos invita a cartografiar los vínculos de apego de nuestros territorios para «saber orientarnos». Tener en cuenta la dimensión sistémica; evitar el enfoque aislado. Las ciudades se encuentran en la encrucijada de los retos ecológicos, energéticos, económicos, tecnológicos y sociales. Estas interdependencias, hoy en día acentuadas por la rapidez y la incertidumbre de los procesos de urbanización, hacen más que necesario un enfoque integrado y sistémico para comprender los territorios y planificar estratégicamente las ciudades.

La pedagogía denominada «transformacional» se centra en concienciar sobre esta complejidad para poder comprender cada ciudad en su realidad sistémica y entender juntos las interdependencias y sus consecuencias. Este enfoque invita a deconstruir los imaginarios que estructuran nuestras formas de pensar en silos y a demostrar por qué el statu quo y las modalidades «tradicionales» de desarrollo urbano son inadecuadas para esta realidad sistémica y viva. Se trata, por tanto, de lograr una toma de conciencia colectiva sobre la necesidad de cambiar de paradigma, de salir de una visión occidental para llegar a un enfoque más integrado, contextualizado y participativo de la construcción de la ciudad. Redefinir los conceptos, enfoques y métodos propios de la planificación urbana, basándose en observaciones y análisis, a diferentes escalas y según diferentes fuentes, tanto estadísticas y cuantitativas como antropológicas y sociológicas, con el fin de responder con acciones adecuadas a las demandas sociales, los retos medioambientales y las necesidades identificadas en las ciudades africanas. Apoyarse en la participación ciudadana para no reducir la planificación a una «instrumentación tecnocrática», parcial y sesgada en su consideración de los retos del territorio habitado. Comprender la importancia de la «hibridación», que consiste, por ejemplo, en integrar en la planificación y los proyectos urbanos los sistemas formales, pero también la informalidad que hoy en día permite a muchas poblaciones acceder a los servicios o a fuentes de ingresos. Proyectarse juntos hacia mundos urbanos diferentes, movilizando en particular las herramientas de la prospectiva positiva para construir nuevos relatos deseables.

Involucrar a los colectivos en este enfoque transformador significa permitir una transformación de las formas de ver las cosas para hacer realidad futuros urbanos diferentes; ofrecer perspectivas que den ganas de actuar y, en última instancia, promover ciudades más inclusivas, sostenibles, colaborativas y participativas.

C. Saber transformarse para transformar

Acompañar a los actores en esta lectura y comprensión global de su territorio, y en la definición de un proyecto común al servicio de ciudades más sostenibles, también supone ofrecerles las claves para colaborar mejor, imaginar, crear… pero también para conocerse mejor. Estas competencias abarcan múltiples dimensiones: inteligencia emocional, relacional y comunicativa, creación de sentido y de narrativas, etc. Recurren a herramientas como la creatividad, la inteligencia colectiva, el pensamiento crítico y la comunicación no violenta. Invitan a trabajar las posturas, tanto individuales como colectivas, para ser capaces de escuchar, cooperar, imaginar y co-crear. Impulsar el cambio a través de la implicación, el ejemplo y la energía transmitida.

Convertirse en actores del cambio, al servicio del desarrollo sostenible, también significa replantearse la relación con el mundo y el medio ambiente. Mirar de otra manera, salir de una visión negativa y estancada, abandonar una actitud de dominación y explotación. Se trata de hacer comprender cómo las ciudades, a veces consideradas poco deseables y fuente de molestias y problemas, pueden, por el contrario, desempeñar un papel esencial en la definición de soluciones (e innovaciones) al servicio de las transiciones. Volver a situar al ser humano en el centro del juego y dar un nuevo sentido a la acción.

2/ Fábricas Urbanas: un programa de formación transformadora del Campus AFD

En consonancia con los objetivos de su hoja de ruta adoptada en 2020, el Campus AFD se posiciona como un laboratorio de innovaciones pedagógicas al servicio de las grandes transiciones sociales, medioambientales y económicas. A través de itinerarios mixtos, que combinan la presencia física y lo digital, y co-construidos con socios del Norte y/o del Sur, el Campus despliega una oferta a medida, que se basa tanto en pedagogías innovadoras y transformadoras como en la experiencia sectorial del grupo AFD.

La oferta formativa Fabriques urbaines, sobre ciudades y territorios sostenibles, se inscribe en estos mismos objetivos. Pensada para y con las mujeres y los hombres que construyen la ciudad, esta oferta formativa está dirigida a representantes electos, directivos de la administración, arquitectos, urbanistas, pero también a representantes de la sociedad civil, empresarios, investigadores, artistas…

Los diferentes componentes de esta oferta global e híbrida se articulan en torno al siguiente tríptico:

Referencias