Las ciudades esponja de China: lecciones aprendidas
octubre 2024
De los numerosos programas urbanos lanzados por el gobierno chino en las últimas décadas, la ciudad esponja es sin duda el más vanguardista frente a los trastornos climáticos y urbanos mundiales que nos esperan en las próximas décadas. También es una de las más concretas en cuanto a realizaciones. Los cientos de proyectos piloto que se han desarrollado en todo el país hacen que la retórica política inicial forme parte de una realidad construida a lo largo de los últimos diez años, en un contexto político autoritario y centralizado que, sin duda, ha permitido su aplicación rápida y eficaz. Sin embargo, los éxitos son muy desiguales.
Tipologías contrastadas
Xiamen y Wuhan: contextos diferentes pero configuraciones similares
Aunque muy diferentes en términos geotopográficos y de localización, Xiamen y Wuhan presentan similitudes tanto contextuales como estratégicas que permiten identificar elementos de aplicación propicios al éxito de la ciudad esponja. En el sistema administrativo chino, tanto Xiamen como Wuhan son ciudades-prefectura con un vínculo privilegiado con el gobierno central al igual que las provincias. Dado su tamaño y número de habitantes, tienen acceso a importantes fondos, pero también cierta libertad para desarrollar sus programas a nivel local. Por otra parte, tanto en Xiamen como en Wuhan, el programa Ciudad Esponja ha reforzado una estrategia más global de reconversión ecológica de la zona, iniciada anteriormente. Desde principios de la década de 2010, estos dos municipios también ensayan un programa de Ecociudades en colaboración con organismos públicos y privados internacionales y bajo la dirección del Gobierno central. Xiamen se convirtió en una de las primeras Ecociudades de China en 2013, mientras que Wuhan puso en marcha una asociación con Francia en 2014 para construir la «Ecociudad Sino-Francesa» en su territorio. En ambos casos, el reto de la gestión del agua forma parte de una estrategia de desarrollo urbano más general, que busca el equilibrio entre la estabilidad económica, la salud y la seguridad, así como, en última instancia, el reconocimiento político de la ciudad a escala nacional e internacional. Por otro lado, Xiamen y Wuhan han optado por una aplicación difusa del programa en todo su territorio, es decir, multiplicando los tipos de intervención a diferentes escalas para crear una red de proyectos piloto más sólida y sostenible que las soluciones aisladas. Por último, la ubicación de los proyectos de desarrollo y construcción se ha elegido cuidadosamente por su situación estratégica: en lugares urgentes o populares, donde se ha invitado a participar a los residentes locales, lo que hace que el enfoque sea más visible y, sobre todo, más apreciado por el público.
Xiamen: pionera en gestión medioambiental
Como ciudad esponja, Xiamen es sin duda un ejemplo pionero, ya que la integración del agua en su planificación económica y urbana es una tradición milenaria. Situada en la costa occidental de la provincia de Fujian, Xiamen está formada por archipiélagos, y sus barrios históricos se construyeron en zonas lacustres. Su economía siempre se ha basado en la pesca, la acuicultura y la agricultura, por lo que depende de la buena calidad del agua. Sin embargo, la urbanización e industrialización masivas de los años 90 provocaron una contaminación sin precedentes del mar, las aguas subterráneas y los ríos, poniendo en peligro a la población y las actividades locales. Independientemente de cualquier programa nacional, un levantamiento popular espontáneo que atrajo una gran cobertura mediática obligó al municipio a poner en marcha una estrategia eficaz de gestión del agua en todas las fases de su ciclo, combinada con una reconversión ecológica más amplia. La implicación de investigadores de la Universidad local Sun Yat Tsen y la participación de grupos de trabajo internacionales constituyen la base del planteamiento, que se traduce en una serie de medidas adaptadas a los problemas locales. Para financiar sus proyectos, el municipio también recibe importantes ayudas privadas de una diáspora china originaria de Fujian y afincada ahora en Singapur.
Yundang Bay es el primer proyecto realizado, y es emblemático porque combina la voluntad de construir un nuevo barrio de varios miles de viviendas con la protección simultánea de una bahía natural, transformada en parque paisajístico en torno a un lago que actúa también como cuenca de retención de aguas. Así pues, el proyecto incluye un bosque de nuevos edificios con la máxima densidad, al tiempo que libera el terreno necesario para incorporar enormes zonas plantadas y cunetas, así como vías de circulación blandas y orillas ajardinadas. Alrededor de la bahía, algunas zonas se han artificializado para crear espacios accesibles al público, mientras que otras se han reservado, sobre todo los manglares naturales, para acoger la flora y la fauna locales. En caso de fuertes lluvias, la bahía retiene una gran cantidad de agua, al tiempo que incorpora sistemas naturales de filtración para depurarla antes de verterla al mar. Además de su eficacia técnica y su respuesta en términos de vivienda, la bahía de Yundang incorpora los códigos del diseño paisajístico tradicional, consistente en jardines organizados en torno a una masa de agua y suaves senderos muy apreciados por la población local. Aunque Yundang Bay se completó entre 2000 y 2015, el proyecto sigue teniendo un gran éxito entre los residentes locales. Le han seguido otros numerosos proyectos piloto de limpieza de lagos y riberas, construcción de estaciones de retención y depuración de aguas y creación de parques de humedales inspirados en los de Shanghái y Sanya.
En conjunto, la gran repercusión mediática de los ejemplos de Xiamen ha servido de motor del programa en China, no sólo entre las autoridades locales, sino también entre el público en general, que ha expresado una opinión positiva. Más concretamente, los resultados de Xiamen demuestran que una gestión eficaz e integrada del agua genera una cascada de efectos positivos para el medio ambiente y la sociedad: las aguas subterráneas se recargan con agua de calidad controlada, se reduce la contaminación procedente de las aguas de escorrentía, se mitigan los efectos de isla de calor y aumentan los espacios verdes, lo que va acompañado de un considerable resurgimiento de las especies locales y una clara mejora de la calidad de vida de los residentes. En el plano económico, Xiamen está volviendo a sus actividades tradicionales, pero también se ha producido un aumento del atractivo general de la zona, de la inversión extranjera y del turismo, así como una fuerte subida del valor de la propiedad.
Wuhan: vivir en armonía con el agua y sus riesgos
Wuhan, ciudad de más de 11 millones de habitantes, está construida sobre un terreno que antaño estaba salpicado de un centenar de lagos, cerca de los ríos Yangtsé y Han. Sin embargo, las oleadas de urbanización masiva de los años 2000 no tuvieron en cuenta esta presencia natural de agua: los nuevos barrios se construyen en pólderes o en terrenos drenados, donde el riesgo de inundación es ahora mayor, además del importante riesgo de contaminación de la capa freática por las aguas de escorrentía. Teniendo esto en cuenta, el programa Ciudad Esponja de Wuhan pretende restaurar la calidad del agua en la ciudad, con el objetivo de alcanzar una capacidad de absorción anual del agua de lluvia del 85% en 2030, cubriendo el 80% del territorio, y una capacidad de depuración natural (fitorremediación) mediante la integración de vegetación adecuada en los espacios públicos. Para hacer frente a estos retos, Wuhan moviliza desde 2015 1 400 millones de euros de inversión pública y privada para llevar a cabo 288 proyectos piloto centrados principalmente en evitar la saturación de las redes públicas y mejorar su capacidad de drenaje. Los proyectos proponen soluciones basadas en la naturaleza, pero también la modernización de las infraestructuras subterráneas en el centro histórico de la ciudad, así como en los nuevos distritos que se van a construir. Como resultado, el urbanismo incorpora ahora una estrategia de zonificación que establece tres prioridades principales: limitar la impermeabilización mediante el bloqueo de los terrenos dedicados a zonas verdes y lagos, tratar el suelo con vistas a maximizar la infiltración natural y ampliar las zonas de recogida de aguas pluviales, tanto en el suelo como en los tejados. El sistema de gestión del agua se basa, en particular, en una plataforma de vigilancia creada para anticipar, evaluar y gestionar los riesgos relacionados con la cantidad y la calidad del agua en la ciudad. En 2020, unas precipitaciones especialmente intensas pusieron a prueba la eficacia de las soluciones implantadas: tras 42 días ininterrumpidos de lluvias que provocaron una subida de cuatro metros del nivel del Yangtsé, Wuhan apenas sufrió daños, localizados en apenas una treintena de zonas anegadas, lo que revela una verdadera capacidad de recuperación frente a las inclemencias meteorológicas.
El desarrollo de las escuelas primarias de Gangcheng, en una zona residencial de Wuhan, es un ejemplo in situ de la eficacia de las soluciones puestas en marcha. Este proyecto de demostración, llevado a cabo en 2016, destaca por su ambición a pesar de la escasa envergadura del proyecto (solo dos hectáreas). Está situado en el corazón del centro histórico de la ciudad, en un punto bajo de la topografía del distrito, muy impermeabilizado y equipado con alcantarillas mixtas de mala calidad. El objetivo del proyecto ville éponge es, por tanto, doble: reverdecer el recinto escolar y crear jardines de lluvia, al tiempo que se separan y modernizan las redes para evitar que las aguas grises vuelvan al recinto. Además, se ha instalado en la escuela un depósito de 400 m3 para almacenar el agua de lluvia y se ha tendido un arroyo seco para absorber y frenar la presión de vertido sobre las tuberías. Durante la temporada de lluvias, el patio de la escuela, que antes de las obras se inundaba con hasta 1,50 m de agua, ahora sólo queda cubierto por 15 cm de agua durante un máximo de 30 minutos. En la escuela, un sendero educativo también permite a los alumnos comprender los retos del ciclo del agua, sus beneficios y sus riesgos en la ciudad.
Beneficios colaterales del programa en términos de gobernanza local y cuestiones socioeconómicas
El éxito del programa Ciudad Esponja en la vasta zona de Wuhan se pone claramente de manifiesto durante los periodos de lluvias, pero también tiene otros efectos positivos subyacentes. El programa ha contribuido a iniciar una reorganización transversal de los departamentos de la ciudad, que se han movilizado para colaborar en la ejecución de numerosos proyectos piloto, evitando así las acciones en silo y la transferencia de responsabilidades, y mejorando el funcionamiento general de los órganos administrativos. El programa también ha aportado conocimientos técnicos en forma de una guía de diseño de Ciudad Esponja, elaborada específicamente para armonizar y adaptar la estrategia a la zona de Wuhan. A nivel político y social, al igual que en Xiamen, se ha observado un aumento de la participación ciudadana, lo que ha generado tanto una apropiación del enfoque como un sentido de responsabilidad pública. Sin embargo, en Xiamen, al igual que en Wuhan, las iniciativas de planificación concertada siguen siendo experimentales y nunca se mencionan en los resultados oficiales del programa Ciudad Esponja, ya que la gestión territorial está centralizada y corre a cargo exclusivamente de miembros del Partido Comunista Chino. Por último, los beneficios económicos del programa son considerables: según un estudio de análisis de costes realizado por la Universidad de Leeds, las soluciones basadas en la naturaleza aplicadas en el marco del programa Sponge City han permitido ahorrar 509 millones de euros respecto a los costes de restauración de las infraestructuras convencionales de gestión del agua.
Dificultades y fracasos del programa
Cicheng: un antiguo tejido urbano complejo de restaurar
Sin embargo, el programa no se ha aplicado satisfactoriamente a escala de todos los proyectos piloto. El ejemplo de la ciudad portuaria de Ningbo (provincia de Zhejiang), y más concretamente el distrito de Cicheng, situado cerca del río Guanshan, presenta dificultades ligadas a la organización típica de las grandes ciudades chinas. Se compone de un centro histórico muy antiguo (en el caso de Cicheng, el casco antiguo data del siglo VIII y está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) y un tejido residencial ecléctico de calidad variable construido entre los años ochenta y los noventa.
Con este complejo telón de fondo, el programa Ciudad Esponja pretende aumentar la cantidad de agua de la ciudad del 4% al 10% en el distrito de Cicheng, y conseguir que hasta el 85% del agua de lluvia se recoja y trate antes de verterse al medio natural. Llevar a cabo el programa ha sido difícil, y ha habido verdaderos problemas en su aplicación.
La ubicación de las antiguas redes de agua y la densa ocupación del distrito dificultan la realización de grandes obras de renovación o reurbanización. En el caso de Cicheng, hay que modernizar todas las redes, al tiempo que hay que desarenar y rediseñar los espacios públicos y las vías de circulación. Asimismo, los edificios deben reforzarse estructuralmente para permitir la recuperación del agua de lluvia de los tejados. Las obras previstas son, pues, importantes y afectan tanto a la vida del barrio como a las finanzas del ayuntamiento. Al ayuntamiento le está resultando difícil atraer a inversores privados, ya que modernizar el viejo tejido urbano es mucho más complejo, arriesgado y costoso que construir nuevos barrios en terrenos vírgenes. Aunque Ningbo recibe el equivalente a 25 millones de euros anuales de financiación pública para llevar a cabo el programa Ciudad Esponja en todo su territorio, hay muchos proyectos piloto que sólo reciben una pequeña proporción de dinero público. Por tanto, la financiación privada es esencial para que los proyectos se hagan realidad.
Por otra parte, se han detectado deficiencias en el control de calidad durante la construcción de los proyectos, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad y eficacia de las instalaciones. Además, una vez construidas, la falta de mantenimiento y de gestión eficaz de las infraestructuras ecológicas pone de manifiesto una merma de su rendimiento y buen funcionamiento. Se han identificado otros problemas contextuales, como la menor capacidad de infiltración del agua en el suelo debido a su friabilidad, o los daños causados a los edificios o al entorno por las instalaciones auxiliares, durante y después de las obras, que los hacen más frágiles en periodos de lluvia. Por último, los principales impactos del programa «Ciudad Esponja» son también indirectos, implicando en particular un aumento significativo de los precios inmobiliarios que, en el contexto de una ciudad china de tamaño medio, repercute en mayor medida en el acceso a la vivienda de una población menos pudiente. A modo de referencia, un estudio reveló que el coste medio de los inmuebles residenciales situados en los emplazamientos piloto del centro de Wuhan aumentó un 19 % entre 2015 y 2016.
Por tanto, los beneficios a medio y largo plazo de la ciudad esponja son menos evidentes en el contexto de la ciudad de Cicheng, donde la prioridad del desarrollo económico va en detrimento de las ambiciones ecológicas del programa. Además, en un contexto urbano como el de Cicheng, las soluciones basadas en la naturaleza acaban teniendo poca cabida y son más complicadas de incorporar a un tejido antiguo protegido y ultradenso. La fiabilidad de las empresas chinas de construcción y gestión de equipamientos, así como la debilidad del control de calidad, son también un punto negro en contra del contexto chino y plantean dudas sobre la fiabilidad de los resultados.
Xiong’an: gestión oportunista e impopular de la ciudad esponja
En un contexto completamente distinto, ya que se trata de una nueva ciudad de 1.770 km² situada a 120 km al sur de la aglomeración de Pekín, el ejemplo de Xiong’an presenta resultados controvertidos no sobre la eficacia de las soluciones aplicadas, sino sobre su estrategia de planificación urbana. Esta enorme área nueva pretende descongestionar el distrito de negocios de Pekín. En 2017, Xi Jinping presentó oficialmente el proyecto del nuevo centro económico y urbano de Xiong’an en un discurso público, proclamando que esta «ciudad del futuro» sería un modelo en términos de inteligencia artificial (Smart City) y bajas emisiones de gases de efecto invernadero. El programa de Ciudad Esponja también forma parte de los objetivos de planificación de Xiong’an por su proximidad al enorme lago Baiyang Dian, con instalaciones de almacenamiento y retención de agua para anticiparse al riesgo de inundaciones. Sin embargo, Xiong’an también cuenta con «zonas tampón» diseñadas para acoger el exceso de agua de la cuenca de la capital. Según la ley nacional de gestión de inundaciones, cuando las fuertes lluvias amenazan zonas muy urbanizadas y los embalses de almacenamiento ya no son capaces de contener el riesgo de inundación, se establecen sistemas para redirigir el agua hacia zonas menos pobladas. El norte de la nueva ciudad de Xiong’an, al igual que otras ciudades de la provincia de Hebei (Baoding, Bazhou y Zhuozhou), contienen estas zonas de almacenamiento y están deliberadamente diseñadas para inundarse en caso de crisis. Este fue el escenario en el verano de 2023, cuando las violentas lluvias del tifón Doksuri obligaron a las autoridades a canalizar las aguas hacia Zhuozhou y el norte de Xiong’an, obligando a los residentes a evacuar la zona. Un millón de personas perdieron sus hogares y gran parte de su actividad económica (agricultura y comercio). Tras este suceso, una ola de ira se extendió por la red social china Weibo, sobre todo porque algunos de los residentes desconocían la existencia de estas zonas tampón cuando se establecieron, y sintieron que habían sido sacrificados para salvar la capital. Aunque la retórica política afirma que las soluciones fueron eficaces y evitaron una tragedia mayor, la estrategia política y económica de la ciudad esponja no siempre resulta convincente, sobre todo para las víctimas colaterales de su planificación urbanística.
Desde estos fracasos en la región de Hebei, los expertos chinos señalan con el dedo otras incoherencias y fallos del programa de ciudades esponja: como en Xiong’an, muchas ciudades nuevas se proyectan en emplazamientos especialmente vulnerables a las inundaciones. Sin embargo, las estrategias puestas en marcha no son suficientes para gestionar todo el exceso de agua en caso de inclemencias meteorológicas. En su opinión, el programa sigue siendo demasiado general y «fuera de sitio», con conceptos que a menudo se duplican en diferentes ciudades piloto sin adaptarse a las características específicas de cada una. El trabajo de diagnóstico y evaluación realizado en los emplazamientos antes del programa, para identificar el potencial y los recursos locales que deben desarrollarse, sigue siendo demasiado escaso. Al mismo tiempo, en los departamentos gubernamentales e incluso en las universidades, hay pocas personas con formación técnica en gestión del agua, y se financian muy pocos laboratorios para llevar a cabo proyectos de investigación y desarrollar soluciones. Por último, los métodos de urbanización específicos de China pueden perjudicar el éxito de los proyectos, ya que las transformaciones urbanas se realizan a muy gran escala, a menudo con plazos muy cortos, lo que puede afectar tanto a la calidad del diseño como al seguimiento de la ejecución de las obras.
Conclusión: resultados controvertidos pero un enfoque visionario
La diversidad de contextos (geográficos, climáticos, administrativos, económicos o sociales) de las ciudades condiciona los resultados, sobre todo en el caso de un programa nacional que no se adapta sistemáticamente a su contexto local. No obstante, sería interesante comparar las ambiciones de la ciudad esponja china con las iniciativas emprendidas en Francia, e incluso en Europa hasta la fecha, no sólo en términos de escala y número de proyectos, sino también en cuanto a la madurez de los enfoques y la diversidad de las soluciones movilizadas. En Francia, el «Plan Agua» presentado en marzo de 2023 está actualmente en fase de aplicación y podría inspirarse en proyectos realizados a nivel local. A este respecto, los comentarios de la ciudad esponja china ponen de manifiesto la complejidad de un tema que aún debe explorarse, desarrollarse y mejorarse.